sábado, 24 de octubre de 2009

LOS HERMANOS RELIGIOSO, LIBREPENSADOR Y UNA TERCERA EN DISCORDIA

El hijo mayor creció creando y copiando, nunca fantaseando: (bifurcaba el sinónimo con otro escenario, y la interpretación de líneas y colores se resignó, cuando expulsada del cosmos fantástico); la finalidad fue siempre divergir de su igual.
El primogénito compuso un ambiente saturado de religiosidad: descreyó de la posible fantasía de sus anhelos, si deducir e instruir con los porqués debía ser la verdad y no el ideal. Urdió al arte con esa verdad; ésta mágica y natural, pero también omnisciente y complaciente.
Sólo un descuido, no contó con la llegada de su hermano menor; éste apareció sobre un impreciso e idealista siglo V a. c. donde fantaseó copiando la proporcionalidad: (la armonía de elementos fue la contradicción al porqué -no contestado- que refleja la genuina expresión del humano).
Y hubo celos, claro que hubo celos; la madre universo se compadecía del brioso infante que imperecedero, fantaseaba con la indeterminación y con la mortalidad. Fue cuando el mayor juró vengarse...
Maduró el monopolio y renació con el absolutismo, inmortalizó al homínido con su ortodoxia humana, y lo supeditó a la mitología y a epopeyas conspiradas por los dioses.
Asumió el desafío el pequeño y artificioso, e imaginó belicosidades, erotismos y leyendas heroicas, paisajes en tierra, marinos y de naturaleza muerta; pero retratando la realidad que el menoscabo no permitía contemplar.
El mayor contraatacó con la angustia del romance, y dispuso ardoroso y dominante que “toda creación ha de asemejarse a la escena religiosa”; triunfó finalmente sobre la concepción medieval y el sinsentido gótico. Pero tuvo opción el nihilismo sobre la intransigencia, y engendró la revolución iconoclasta emancipando a toda creación de lo divino -siendo (ya se sabe) el humanismo exótico a todo lo vinculado al concepto cristiano-. Todo lo ofrecido a los dioses (o a la iglesia) debía delegarse a la historia; al infinito le bastaba el himno personal que alaba a la belleza, y la desesperación sempiterna del alma que necesita creer para copiar de la fantasía, (debía ser libre al pensar lo que se ha de copiar).

Así los hermanos se entendieron y fantasearon libres, porque tal vez -cuenta la historia- renacieron con Florencia: la hermana pequeña los serenó con el equilibrio y la armonía del todo, porque todo encuentra su lugar en el cosmos del que libre fantasea.

Histeria del arte

18 comentarios:

Anónimo dijo...

http://ismus.wordpress.com

Anónimo dijo...

¿Por qué tercera en discordia si Florencia dio la paz?

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

iSMUS, un interesantísimo blog.

Discordia porque es el nexo entre la diversidad de opiniones.

Calíope Rugiente dijo...

Uf. De cuando el príncipe único pasó a ser príncipe primero. Intenso.

Vivo con Hades a tiempo parcial dijo...

Ciclos voluptuosos. Redondos bucles una y otra vez repeinados con el cepillo de plata y crin del tiempo. Nos creemos sabios de lo novedoso y resulta, pobres ilusos, que todo absolutamente todo está inventado y abominado. Tremendo post.

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Calíope; ya ves, no todos han tenido la suerte de Hamlet.
Un saludo

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Vivo con Hades; peor a conceptuarse –inocentemente- impar, es malgastar el efímero trayecto en jactancias y malhumores. A esos uno debe despertarlos para que dejen de joder.

Un saludo

Neurocopetrix dijo...

Ni vosotros sabéis de qué habla éste que cree que sabe.
Aburres

Anónimo dijo...

Plagio, creo que el que hace creer que sabe eres tú. Lamentable.

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Neuras, iba a decirte que desistieras de empalagar, pero el comentario posterior me propuso otro escenario. Tu nuevo blog me gusta, es enérgico, salvo que sigues sin publicar los comentarios. Puedes cambiar de traje, pero seguirás siendo una cobarde.

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Elektra, el hecho de ser yo propietario de un blog, explica el epíteto del mismo. ANIMALES INTELIGENTES comprendió que la especie es el conjunto; no existe un exonerado.

Sandra (Aprendiz de Cassandra) dijo...

Quien nos salvará a quienes aún fantaseamos con la indeterminación y la mortalidad?. En arcaica interrogante, ausentes e inconscientes de la historia que se hace a si misma revelación.

En plena inmadurez, coqueteando con inteligencias ambicionadas, te leo y descubro. Gracias.

Neurocopetrix dijo...

¿Quién nos salvará? Espero que nadie y el que sabe y tú solo sea dos.

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Neuras; tú no. Cassandra; nosotros.
Un saludo.

Jezabel dijo...

Kasdishhhhho??????????
Cielos, has empleado una gran parte del diccionario para no decir nada! Hoy, eres mi ídolo pretencioso.
Besos

Unknown dijo...

Jezabel, eres la única que lo ha entendido: Eres mi ídolo que idolatra pretensiones, verdaderamente.
Ah, tengo una pregunta. ¿A qué se debe que la peña desdeñe la abundancia del diccionario? Ah, claro, la peña… que es savia.
Un saludo

Bucan dijo...

Todo está inventado, nada nuevo bajo el Sol, pero casi nada está descubierto. Estamos en la prehistoria del conocimiento. Somos una mutación, la materia cometió un error dotándonos de una inteligencia capaz de desentrañar sus misterios, pero la hemos desaprovechado durante milenios. Fue un error. Debimos ser plantas dotadas de cerebros, alimentándose del rico CO2 y de la luz solar, pero fuímos seres necesitados de mucha energía. O somos broma macabra, a los que han puesto el conocimiento al alcance. Si hubieramos sido sequoias, que viven miles de años, dotadas de cerebelos, hubieramos averiguado las vergüenzas del Universo. No somos más que un paseo de la Nada a la Nada. Nos falta tiempo.

El que sabe, sabe; y el que no, tiene un blog dijo...

Muy buena sentencia Bucan; yo intuyo que el cobijo del tiempo no es suficiente para que elucidemos el sino universal. Mejor así, las demás especies ya estaban señalando desde el génesis que “el dios le da pan a quien no tiene dientes”.
LA tuya es una grata visita