domingo, 16 de enero de 2011

LA SOBERANÍA NACIONAL RESIDE EN EL PUEBLO...


…al menos eso es lo que quieren que creamos.

Es cierto que somos la columna vertebral de la “democracia”, pero más para materia prima de las potencias que para la libertad individual.
Los dueños del mundo han sido (desde las primeras sociedades) los jerarcas y sus descendientes; eso ya lo sabemos aunque lo aceptemos "inconscientes". Pues los que no hemos tenido la suerte (azarosa) de haber heredado “sangre azul”, nos vemos impedidos de poder vivir honradamente, sin el deber de mantener a las familias sagradas a través de los impuestos y de cada una de nuestras consumiciones. ¿Que lo que aseguro sólo compete a los países monárquicos, estás pensando? ¿Es que aún no sabés que las grandes multinacionales tienen directa o indirectamente hegemonía monárquica? ¿No sabés que todos los continentes estamos supeditados a la globalización que nos dice cómo y qué hacer? Los amos únicamente se preocupan en no perder el poder frente a otros reinos, y por tal motivo estrechan lazos casando a sus hijos herederos con otros nobles y/o herederos. Pero hasta ahora...

La nueva ola presume continuar con la hegemonía déspota.
¿Cómo?
Anteriormente se juntaban los ministros de exterior y llegaban al mejor acuerdo para no debilitarse en guerras imposibles o en empresas perecederas. Y vaya si funcionaba hasta hace apenas unas décadas; sin embargo, no así en el presente. ¿Y por qué? ¿Cuál es el verdadero enemigo de los reinos de hoy como para haber cambiado de estrategia? ¿Quiénes son los que realmente podrían hacerse con el poder, con tan sólo una determinación? La respuesta es fácil: nosotros los de a pie, los que pagamos impuestos, los que mantenemos esta casa llamada mundo. Pero por ahora únicamente los titiriteros lo descifraron, y por eso reemplazaron la diplomacia arcaica, (aunque en realidad es la misma, ya veremos porqué) para hacernos creer que somos uno más del reino. ¿Pero realmente lo somos?
Voy a abreviar el inventario de la nueva doctrina basándome en los imperios europeos, siendo que todo sistema político evoluciona en el viejo continente y luego contagia al resto del planeta. A raíz, podremos imaginarnos lo ulterior.

Los estrategas vieron que las democracias (monarquías parlamentarias) estaban depurándose (a medida que la mayoría de los ciudadanos aprendíamos a escribir, luego a leer, y por último a analizar) y que nos preguntaríamos: ¿por qué estos privilegiados siguen explotándonos como en las épocas de los feudos? ¿Acaso nos envían a las guardias para obligarnos con violencia a pagar los impuestos al rey? Ya no, ¿verdad? Tarde o temprano asimilaríamos que lo hacemos por inercia de un pasado opresor, y que ya no tiene sentido (ni es digno) seguir abusados por el poder. Eso llegaríamos a analizar (han valorado los de arriba) y por eso urdieron el plan perfecto para distraernos: “Si las potencias enemigas enlazábamos con la sangre de nuestros hijos nuestros dominios, ¿por qué no hacer lo mismo con el nuevo poder que podría derrocarnos?” dijeron sabiendo que hoy, desde el más ignorante y pobre hasta el más listo y acomodado tienen los mismos derechos (según las cartas magnas de los países democráticos). “¿Y cómo ocultaremos esta injusticia y no ser derrocados por una multitud que nos aplastaría con tan sólo un voto?” Preguntaron otros poderosos mientras transferían el dinero de nuestros impuestos y consumos a paraísos fiscales; por las dudas, para poder seguir tirando y vivir hasta sus últimos días como reyes. (Créanme que lo pensaron y lo decretaron en sus encuentros privados los del Grupo Bilderberg.) La solución fue que los hijos de los soberanos debían desposarse con los hijos del pueblo. Así de fácil. De ese modo el pueblo se sentiría parte del poder soberano y defendería a los reales como a uno de los suyos, aunque sólo uno de los nuestros optara por el privilegio de no laburar y acumular bienes. Porque los demás debemos seguir luchando para mantener a un mundo capitalista y soberano: sí nosotros; los de a pie, seguiremos teniendo fútbol, boliches, asados y domingos, siendo sabios al dejarnos conducir para comprar, sin pararnos a pensar quiénes son los dueños de las empresas que nos venden lo que consumimos, guiándonos como a un sumiso ganado y otros etcéteras vergonzosos. ¿Pero para qué pensarlo, si una/o del pueblo puede ser rey/reina?

…Como la esposa del rey Harald de Noruega, de familia sin ascendencia noble y su nuera, también no noble, bancaria y madre viuda, que podrán seguir sacando beneficio del imperio global de la piscicultura, como por ejemplo la salmonera más importante del cono sur, en Chile. No sólo compramos sus pescados, también los ayudamos para que progresen con la explotación del aluminio, los fertilizantes o hidrocarburos, souvenirs que nos venden junto al turismo inmobiliario real, con sus empresas de telecomunicaciones, transportes, bebidas alcohólicas y otros etcéteras.

Como la ex periodista y hoy princesa consorte del reino de España, LetiZia Ortiz, que nos toca de cerca (a los argentinos) ya que cargamos nafta de sus empresas de hidrocarburos, depositamos en sus bancos, hablamos con amigos, novias/os o familias con sus telecomunicaciones, compramos casas de sus inmobiliarias o las construimos con sus constructoras. Y me quedo corto, ya que en toda América latina están metidos éstos, además de sus ex colonias y de la propia España.

Sobre los belgas, Matilde es actualmente la única princesa heredera consorte de una casa reinante europea con ascendencia noble (aún les queda la nueva generación para que veamos que se sumarán a la estrategia), que bajo la supremacía ganan millones cada vez que compramos diamantes (donde mueren africanos para vendérselos baratito) o cuando exportamos o importamos lo que sea en contenedores de diferentes puertos, como por ejemplo el de la terminal de contenedores de Montevideo.

El príncipe de Dinamarca se casó con una abogada australiana, que sólo ejerció de publicista, pero también de empresaria. Le vino bien ya que necesitaban a la estratega para que nosotros compráramos sus fármacos, sus maquinarias de limpieza industrial (construidas en Méjico), y depender del 65 % que poseen sobre la explotación de las energías eólicas en América latina; además de usar sus bancos, seguros y servicios financieros.

Sophie Elisabeth Marie Gabrielle de Baviera, es esposa del Príncipe heredero Alois de Liechtenstein. (Aún “nobles”.) Le compramos productos de primera necesidad, pero sobre todo, Liechtenstein sirve para que los capitales obtenidos impunemente de los territorios tercermundistas se evadan del fisco de los países “inversionistas”, pero también donde esconden sus ganancias muchas ONG´s que reciben “subvenciones” con lavado de dinero.

Guillermo de Luxemburgo aún está soltero, pero estará preparándose para que no recelemos del auge que sus empresas de telefonía móvil, televisión por cable e internet están teniendo en américa latina y áfrica, como la incognoscible “inversión en fondos” de los países subdesarrollados.


El príncipe Alberto II de Mónaco anunció su matrimonio con la ex nadadora olímpica sudafricana y modelo Charlene Wittstock. Del principado más impune ya conocemos sus negociados referentes a la fiscalidad nebulosa, de los alquileres de sus innumerables inmuebles monegascos, la explotación desenfrenada para que los lobbies limpien su “declaración monetaria” en el espectáculo de la fórmula 1, las boutiques en la entrada del zoológico, las agencias de viajes, la explotación del casino, etcétera. No tendría importancia si fuera clara la inmensa explotación minera del cono sur americano. ¿Dónde van nuestros minerales? ¿Cómo queda nuestra geografía después de la expropiación? ¿Cuánto capital nos queda a cambio? ¿Vale la pena el desemejante despojo de nuestras tierras?

Máxima Zorreguieta nació en Argentina y fue bancaria en New York, se casó con el príncipe Guillermo, país donde ingresan nuestros capitales porque depositamos nuestros ahorros en sus bancas, o en servicios inmobiliarios, en las energías renovables como el biofuel, al comprar sus maquinarias agrícolas, sus productos químicos, o al abastecer nuestras pymes de consumibles adquiridos en sus MAKROcomercios.

Kate Middleton, se casará con el heredero segundo al trono de la monarquía británica, la cual colonizó (y compró a precio de caramelos) cientos de hectáreas en el mundo, donde se abastecen de productos agrícolas para amontonar la producción, callar a los productores tercermundistas con el famoso subsidio al agro, y después especular con el producto, obligando a las economías emergentes a supeditarse a los precios que “la corona” estipula. Porque se sabe que los beneficiados por los subsidios agrícolas son los intermediarios multinacionales, y no los dueños del producto. Como siempre, lo consiguen gracias a nosotros, los consumidores finales. Por otro lado, enriquecemos a sus laboratorios farmacéuticos asociados, (como por ejemplo adquiriendo las millones de vacunas que decenas de países tirarán a la basura por el fraude de la gripe A) y por cualquier nueva enfermedad infecciosa que nos vendan. Descartado que tengamos en cuenta que enriquecemos también a sus empresas de energías renovables, tabacaleras, productos químicos y otros tantos productos.

El príncipe Daniel de Suecia, era el entrenador personal de la princesa victoria de Suecia. Otros especuladores farmacéuticos, inversionistas en pequeñas empresas de hidrocarburos en países políticamente incorrectos, telecomunicaciones, textiles, explotación de recursos naturales, etc.

Otra estrategia que tuvieron los (dentro de poco) ex productores, es ya no comprar el producto barato, sino también la producción y envoltorio final. La Asociación Europea de Libre Comercio, facilita a los reinos mencionados y vecinos ricos ofrecer el producto de países emergentes para la apertura de mercados. Es decir; dejarán de gastar dinero en producir el producto, ya que les sale mucho más barato adquirirlo manufacturado en origen. (Por eso las inversiones para cientos de empresas en países con materia prima.) La asociación alude que el plan está ideado para ayudar a los pequeños productores…ja. Pues sepan que en Europa, EEUU, Israel, etc., venden (con la excusa del “mercado libre”) un 30% más que las competencias connacionales. Y esto repercute en el enriquecimiento del distribuidor, ya que está pagando (tanto por la materia prima como por la producción y envasado del producto) muy por debajo de lo que se paga por la producción en Europa. Irónicamente el precio final del producto de países emergentes (en grandes y pequeñas superficies del primer mundo) está por encima de los manufacturados en sus propios territorios. Pero aunque el precio se equipare, las ganancias seguirían siendo enormes, ya que les sale muy barato pagar a los pobres agricultores y envasadores artesanos de los países subdesarrollados. Los “grandes” países ya lo ven, y desarticularán todas las fábricas de sus países, erigiéndolas en los nuestros. Ellos sólo especularán siendo los únicos distribuidores del mercado internacional. Paradójico que nosotros necesitemos de sus productos, siendo la huerta del mundo…

Cabe decir que me he quedado corto por falta de tiempo y recursos para poder emerger lo sumergido. Es imposible que un investigador (don nadie) como yo pueda hallarse con subterfugios para salir indemne de lo que se pueda descubrir. Lo que expongo está a la vista de todos. Y depende de nosotros admitirnos como idiotas (tal como se nos toma) o entrever que el poder se basa en nosotros y que sin nosotros (los déspotas jerarcas) serían unos muertos de hambre con complejo de inferioridad. Eso sí; también podemos dejar que sigan explotándonos a cambio de que uno de los nuestros sea elegido/a para sentarse en el trono. Vos decidís.

3 comentarios:

BORJA dijo...

A mí no me importaría que mi hija se casara con un príncipe.

Anónimo dijo...

Es evidente que hay mucho que aprender acerca de esto. Creo que hizo algunas cosas buenas en características también. Sigue trabajando, gran trabajo!

Anónimo dijo...

Claro, porque no eres norafricano como yo. No te jo...